VENCIENDO LA TENTACIÓN.

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” Santiago 1:12

Buenos días mis amados, que el amor y la gracia de Dios sean materializados hoy en sus vidas.

La manera en la que enfrentamos la tentación en nuestras vidas es notablemente considerable a cómo percibimos a Cristo. En ocasiones, podemos llegar a sentir que la tentación de algún deseo es tan grande que fácilmente podríamos caer en ella antes de que Dios pudiera llegar al rescate.

Pero he aprendido a lo largo de mi vida que, si conocemos bien a ese Dios que tenemos como Padre, y su poder, gloria y soberanía; la tentación se va haciendo cada vez más pequeña. Entre más conozcamos sobre el Espíritu que mora en nosotros, más insignificante la tentación se va volviendo.

En este día me gustaría que te hicieras esta pregunta: ¿Quién es Dios? ¿Qué hace?

Cuando comienzas a darte cuenta de que con la sola Palabra de Dios, la misma creación existió. Cuando vez la complejidad de esta y la manera tan perfecta en la que todo tiene un orden; y que este mismo Espíritu de Dios mora en ti gracias a Jesucristo, no queda duda de que si lo tienes a Él, el poder de la tentación se vuelve nada. Si conoces quién es Dios, te darás cuenta de que no hay poder más grande y perfecto, y que además lo tienes a tu lado.

Pienso que no hay nadie mejor que pueda mostrarnos su deidad que Él mismo y por eso debemos estar en constante comunión con Él, manteniendo nuestra relación personal. Desde el momento en el que aceptaste a Cristo como tu Señor y Salvador, la manera en la que ves ahora el mundo va cambiando, porque su Espíritu nos va dando a conocer lo que a Dios le agrada y lo que no, lo que es bueno para nosotros y lo que no.

Bienaventurados somos por poder formar parte de esta familia, de que nuestro Padre creador del universo esté al cuidado de nosotros y nos ame tanto. Con esto en mente, quiero que pienses en aquellas cosas que te están robando el tener a Cristo como centro en tu vida.

Haz una lista de aquellos deseos que te alejan de Dios, que te hacen caer en tentación.

Observa esa lista y piensa ¿Vale la pena una satisfacción momentánea que te aleja de la presencia de tu Padre?

Mateo 16:26 nos dice “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero pierdes tu propia alma ? ¿Hay algo que valga más que tu alma?”. ¿Qué beneficio obtenemos al satisfacer un deseo cuando este daña nuestra relación con Dios?

Dios no tiene prohibiciones, Él nos quiere proteger de lo que nos daña; nos tiene apartados para caminar y andar en el Espíritu con Él. Te creó para algo más grande que la adicción, la pornografía, la inmoralidad sexual, los pleitos, la envidia y más. No se puede caminar sobre las brasas sin quemarse los pies. Así que si no quieres caer en tentación; EVÍTELA, porque de lo que te alimentas es de lo que está lleno tu corazón, por ello; es qué hay que tener mucho cuidado con lo que oímos, vemos y con lo que nos rodeamos.

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