UN CORAZON QUE ADORA.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. JUAN 4:24.

Buen día, que la bendición y el amor del padre sea con cada uno de nosotros.

Cuando hablamos de adoración nos referimos a al hecho de poder ofrecerle a Dios todos nuestro amor, reverencia, servicio y devoción por medio de un cántico que nos permite expresar un agradecimiento frente a nuestro creador. Por consiguiente, es necesario que podamos atesorar que, el corazón de un adorador no se mide por circunstancias, pues cuando alzamos nuestra voz, estamos reconociendo que Dios está presente en nuestras vidas y que, independientemente de lo que podamos estar viviendo tenemos la seguridad de que toda prueba, crisis o desierto generarán un mayor acercamiento y aprendizaje de parte de Dios para nuestras vidas.

Por ende, si analizamos un poco la vida de Job, nos damos cuenta de que este hombre declaró postrado en tierra, que Desnudo salió del vientre de su madre, y desnudo volvería allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Mis amados, al decir esto, no peco Job, sino que, por el contrario, aun habiendo perdido posesiones materiales, su salud física e incluso a sus hijos, su mirada y esperanza siempre estuvo puesta en Dios, es decir que sus circunstancias más difíciles provocaron en él una adoración genuina delante de su padre, pues, su gran tributo fue el empuje que le insto a confesar la magnificencia de Dios.

A demás, una persona que porta un corazón sensible frente a la presencia, entonces será un adorador auténtico, pues a aquel que le apasiona adorar siempre amará servir a Jesús, independientemente del lugar donde se pueda encontrar. Por ello, David tenía claro que su mayor oficio era rendirse delante del señor y aunque a veces se encontraba cuidando a sus ovejas, siempre emanaba un sonido especial por medio de su arpa, que cautivaban el corazón de su creador, tanto así que ni siquiera viéndose y sintiéndose perseguido no cesaba de escribir los salmos y plasmaba el hecho de que prefería estar en los atrios de su señor un día, que mil fuera de ellos.

Finalmente, para estos tiempos tan difíciles el señor ha levantado un Job y un David cómo tú, que sabe adorar en medio de cualquier crisis, por esto, estoy segura de que lo que portas de Dios en tu vida provocará una mayor insistencia y permanencia cuando eleves tu cántico frente al altar de tu señor.

Mis amados, la mayor esencia que debe primar en nosotros es nuestra pureza de corazón frente a un Dios que lo conoce todo de nosotros, por eso, no adores solo cuando todo marche bien, sino también cuando veas los días grises, pues Dios nunca cambia su amor para con nosotros, e independientemente de que nosotros fallemos su misericordia y amor siempre nos alcanzarán, por lo tanto, nosotros también debemos ser fieles y genuinos ante ese amor y perdón que a la verdad no merecemos, pero hemos recibido por medio de Jesucristo.

Bendiciones y comparte con alguien más.