SOMOS ADORACIÓN.

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Juan 4:23

Buenos días, que la bendición del cielo este sobre tu vida.

Creo fervientemente que todo en la tierra obedece a un diseño, y si analizamos este pensamiento nos podremos dar cuenta que todo está perfectamente creado para que funcione bajo parámetros que no se pueden romper. Bajo este concepto podemos ver que la naturaleza, los mares, ríos y el sistema solar funcionan bajo principios inquebrantables, porque alterar los mecanismos que sostiene esta existencia podría causar consecuencias devastadoras.

Así mismo, es nuestra vida en Cristo que funciona bajo principios que resalta su belleza y esplendor. Nuestra vida no responde a conceptos preconcebidos que la razón empuja para que podamos entrar en ellos, nuestra vida no es una fábula, ni mucho menos fue una explosión cósmica que creo tanta perfección; nuestra vida obedece a la intención del creador por la ausencia de la verdadera adoración en los cielos.

Mis amados, SOMOS ADORACIÓN y el día que pierdas la visión de vivir para adorar, ese día te darás cuenta de que en tu interior nació la sequedad. Perder el rumbo o romper este diseño produce que en nuestros corazones nazcan figuras a las que nos podamos entregar, dicho de otra manera; siempre existirá ese diseño que nos empuja o nos inclina adorar. Si vemos la historia de nuestros antepasados podemos notar que siempre existía esta intensión de adorar a algo u alguien, este fue uno de los principales problemas del pueblo, por eso, Dios aparecía y establecía sus principios para que el pueblo pudiera entender que él siempre era primero.

Esta regla es crucial, porque al romperla la esencia de nuestra vida es afectada; cuando un corazón no está alineado hacia arriba, siempre buscara en quién refugiarse. Cuando la intensión que nos impulsa no es corazón nacido nuevo, siempre notaremos que la sed interior producida por vacíos jamás se podrá saciar. Este era el cuadro que vemos con la mujer Samaritana, en su interior vivía una adición hasta que se encontró con su creador. La enfermedad y sequía interna fueron cambiadas por una vida que sabe adorar.

Señores, debemos identificar qué es lo primero en nuestras vidas, porque el día que encontremos la respuesta ese mismo día notaremos para quien vivimos. Cuando el diseño del yo supera la intención verdadera del creador entraremos en zonas de cautividad que impiden ver y entender que lo esencial para nuestras vidas viene de Dios. Mis amados, tú y yo somos la ADORACIÓN que el cielo quiere recibir, por eso, no pierdas tu esencia y sal de toda zona que cautiva tu alma y te impide que vivas para adorar.

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