LOS IMPOSIBLES DE DIOS

Jesús lloró. JUAN 11:35.

Buenos días, que la bendición y el amor de Dios sea sobre sus vidas.

Cuando recibimos la noticia de la pérdida de un ser querido, nuestros sentimientos se ven fuertemente encontrados y afectados, puesto que; lo único que llegamos a pensar es en la idea de no volver a ver a la persona amada. Por ende, con esto último podemos conectarnos con este pequeño versículo que nos arroja un significado grande y es el hecho de que “Jesús lloro”.

Si logramos adentrarnos a la historia que relatan las escrituras en el libro de Juan, nos encontramos con la muerte de Lázaro. Por consiguiente, específicamente podríamos decir, que Cristo no derrama sus lágrimas, porque su amigo ya había fallecido, sino que verdaderamente lo hace, porque al visitar a las hermanas del lázaro las encontró llorando y al percibir la situación fue movido y acongojado. Mis amados, dentro de esta historia podemos encontrar dos cosas muy importantes y una de ellas es que Cristo sabía que Lázaro volvería a la vida, pero aunque lloro, su fe; nunca menguó, por eso se hizo evidente el milagro de la resurrección.

Mi amado, Cristo también sintió el dolor de sus amigos. Sus lágrimas fueron sinónimo de que, aunque sabía que todo iba a acabar en unos minutos, él también compartió el dolor de otros, haciéndose evidente su palabra cuando dice que “Lloremos con los que lloran”. No obstante, dentro de este contexto, el detonante más grande que podemos encontrar es el hecho de que Lázaro, después de días de haber fallecido e incluso después de haber sido sepultado, Jesús lo levanto de entre los muertos.

Por consiguiente, con esto último podemos entender que la muerte no era el objetivo final, sino la plataforma que el cielo usaría para mostrar su gloria. Por esta razón, aunque veamos que nuestros sueños estén siendo sepultados y creamos que todo lo que vivimos es para muerte, recordemos que Cristo tiene la capacidad de resucitar lo que creíamos muerto. Mi amado, Jesús nos visita en nuestras peores angustias, llora con nosotros, se queda con nosotros, pero al final coloca en nuestras manos la victoria, porque su único plan es mostrarnos que el favor y el amén del cielo siempre respaldarán nuestras vidas.

Finalmente, aunque este versículo sea el más corto de la biblia, nos deja como enseñanza que nuestro Dios nos consuela, que Cristo también sufre con nosotros, pero ciertamente nuestra única esperanza se halla en él. Por esto, aunque lázaro tuviera días de haber muerto y aunque su familia no viera esperanza alguna en volverle a ver, Jesús lo levanto como sinónimo de que en medio de la muerte todavía existe una ilusión, por esto; aunque Marta y María creyeron que Cristo había llegado tarde, verdaderamente llegó en el momento justo mostrando que todavía hay esperanzas para aquel que cree en los imposibles de Dios.

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