LO QUE DIOS MIRA.

Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. Isaías 66:2

Buenos días, que la poderosa mano de Dios este sobre tu vida.

Creo que cada tiempo es como un portal que se abre que nos lleva a descubrir algo nuevo, pero también pienso que todo lo nuevo genera una demanda interna mayor en nuestras vidas. Desde que inicio este año, he sentido una necesidad de buscar la voz de Dios, y muchos pensarán: allí está la biblia, y sí, es verdad, pero creo que también Dios nos puede hablar de otra forma, solo que no estamos entrenados para captar sus instrucciones.

El deseo de Dios lo vemos en Génesis, donde vemos cumplida la intención del corazón de un padre que busca hablar y relacionarse con sus hijos. Este era el deseo manifiesto por la eternidad, pero todos sabemos que algo cambió en el camino y un plan orquestado por cielo vino a recuperar lo que un día se perdió. Jesús no solo recuperó lo que Adán perdió, sino que también ese deseo original que nació en el principio en el corazón del Padre. Dios quiere hablarnos todos los días.

Note con atención lo que dice este versículo: su mano hizo todas las cosas, pero su mirada se concentra en aquellos que cumplen dos condiciones: los que son humildes en espíritu y los que tiemblan a su palabra. Y esto es lo esencial para nuestros días. Si queremos que la mirada de Dios esté sobre nosotros, procuremos tener un corazón sano, y lejos de todo orgullo que destroza lo que Dios puede hacer en nosotros. Con esto puedo ver que lo segundo es producto de lo primero, porque un espíritu humilde se consigue cuando el temor por Dios surge en nuestras vidas.

Mis amados, temblar a su palabra, es hacer las acciones correctivas necesarias que nos lleven a palpar lo que Dios dice. Creo que el número de acciones nunca cesan en aras de procurar alinearnos con su palabra. El que tiene acciones listas en pro de cumplir las instrucciones de Dios, creo que siempre el cielo le mira. Que en este año hagamos que el cielo se detenga a mirarnos, porque somos hijos que viven y tiemblan ante su hermosa palabra.

Muchos de nosotros oramos: Señor, dame el pan de cada día, y pues esa porción de pan representa su palabra, es decir: que la palabra que sale de la boca de Dios es nuestro sustento diario, por eso se debe valorar, cuidar, amar y sobre todas las cosas tener un temor reverente. Este es el tipo de temor que va a lograr que en nuestro interior un espíritu humilde y apacible se asiente en nuestro corazón.

Veo que Dios no nos pide muchas cosas, pero a veces las pequeñas cosas son las que nos cuesta lograr. Pon tus ojos en lo que te digo hoy y sin dudas verás grandes cosas pasar en tu vida. Un consejo gratis que te regalo: “Cada vez que escuches su palabra sin importar donde estés, afina tu oído y pon en práctica lo que recibes.” Eso da cuenta de que hay un hijo que tiembla ante su palabra.

Bendiciones