LLAMADOS A LA SANTIDAD.

“Pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo.”

1 Pedro‬ ‭1‬:‭15‬ ‭NTV‬‬

El apóstol Pedro, en 1 Pedro 1:15-16, nos exhorta a ser santos en toda nuestra manera de vivir, porque Dios es santo. Esta no es una sugerencia, sino un llamado claro para quienes hemos recibido Su gracia. La palabra “santo” tiene la connotación de ser apartado, consagrado para Dios. Cuando experimentamos la gracia, se nos separa de lo que nos contaminaba y nos acerca a la presencia divina. Hebreos 12:14 nos anima a seguir la paz y la santidad, “sin la cual nadie verá al Señor.” Esto indica que la santidad no es opcional ni secundaria; está en el centro de la vida cristiana.

A menudo, la gente teme la palabra “santidad” porque la asocia con perfeccionismo o legalismo. Sin embargo, la santidad bíblica es el fruto natural de vivir en comunión con Dios. Tito 2:11-12 declara que la gracia de Dios nos enseña a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos. Esto confirma que la gracia no nos deja en nuestro estado anterior, sino que nos capacita para vivir rectamente. La diferencia entre legalismo y gracia es la motivación: el legalismo busca ganar el favor de Dios, mientras que la gracia nos hace vivir en obediencia desde la seguridad de que ya somos amados y aceptados.

La santidad no se reduce a una lista de “no hagas esto” o “no hagas aquello.” Es un caminar diario, guiado por el Espíritu Santo, que nos conduce a parecernos más a Jesús. Podríamos decir que la santidad es la evidencia externa de la gracia operando en nuestro interior. Sin esa obra interna, nuestras acciones externas se vuelven solo formalidad religiosa. El concepto de santidad está ligado a la presencia de Dios. Al buscarlo, somos transformados. No se trata de un esfuerzo de la carne, sino de rendir nuestro corazón para que la gracia nos moldee.

Pregúntate hoy: ¿estoy permitiendo que la gracia me lleve a una vida cada vez más santa? Reconocer los fallos no es motivo de condenación, sino una invitación a profundizar en la gracia que transforma.

Bendiciones...