LA REALIDAD DEL ORDEN.

La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Génesis 1:2

Buenos días, que la bendición de Dios esté sobre sus vidas.

Lo primero que Dios hace en nuestras vidas es traer luz y cuando esto nace tenemos la capacidad de poder ver las condiciones en las que estábamos viviendo. Lo primero que Dios hace en la creación es ordenar; por eso una de las evidencias más notorias de su presencia en nuestras vidas inicia por el orden. Mis amados, cuando el alfarero se expresa en nuestras vidas nada vuelve a hacer igual, solo nos bastan unos segundos en su presencia para darnos cuenta del escombro que hemos venido arrastrando a lo largo de nuestra vida; por eso, cuando Dios comienza a sanar, lo hace desde adentro, porque desde adentro nacen los cambios verdaderos.

Dios establece un orden divino desde la fundación del mundo, lo vimos desde el Edén (Dios crea el ambiente necesario para que el hombre administre lo creado), luego le entrega las instrucciones precisas a Moisés para crear el tabernáculo y posteriormente en el templo de Salomón, vemos el orden que Dios había establecido, porque necesitaba un lugar santo donde reposar en medio del pueblo, eso quiere decir; que el orden para Dios es importante, porque el orden es la antesala de su gloria. Esto es lo que vemos a lo largo de la Escritura: Dios primero trae su orden; luego su gloria y por último su justicia.

Por eso creo, que es imposible vivir el evangelio a nuestra forma, porque el vivir apegado a los gemidos de una naturaleza caída siempre nos llevará a beber de las fuentes equivocadas. Por esto, necesitamos un cambio radical que nos lleve a darle espacio al Espíritu Santo en nuestras vidas, permitiendo que su luz sea la que redireccione nuestros pasos.

Mis amados, todo el que está carente de luz tiene una vida desordenada, porque la incapacidad de ver les impide tomar acciones que apunten a la mejora continua de su condición de vida, por eso, cuando la luz de Dios se expresa, somos absorbidos por su realidad llevándonos a vivir de la forma como el cielo establece. Todo lo que está en desorden no funciona, no podemos tratar de conquistar el mundo cuando nuestras vidas no funcionan en la integridad que Dios establece.

Por ende, necesitamos una mirada singular que nos ayude a apreciar nuestra condición de vida, porque nunca seremos la influencia que Dios desea para los demás viviendo en Dios, pero de una manera desordenada. Mientras nuestras vidas y condición espiritual no se encuentren balanceadas bajo la premisa del orden, creo que nunca podremos apreciar cambios y frutos estables.

Es así, que un principio que no podemos olvidar para comenzar a vivir en el orden del cielo siempre nace desde el arrepentimiento verdadero. Un corazón arrepentido siempre dará los pasos acertados que lo llevan a vivir de la forma que Cristo desea.

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