LA PIEZA CLAVE.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. ROMANOS 8:28.

Buenos días, que la bendición y el amor del padre sea sobre todos nosotros en esta mañana.

Un rompecabezas es un juego de “habilidad y paciencia” que consiste en recomponer una imagen, combinando de manera correcta unas determinadas piezas, donde en cada una de ellas se oculta una representación exacta de la figura que deseamos descubrir. Por consiguiente, teniendo esto último en cuenta, podríamos decir que la vida de todo ser humano es como un rompecabezas, cuando todo en nosotros marcha bien, pareciera que todo está a la perfección. Sin embargo, llega un momento donde las dificultades se hacen visibles y terminan arruinando lo que con mucho esfuerzo hemos venido construyendo.

No obstante, nuestra vida está compuesta de pequeñas piezas que buscan construir una imagen final y así mismo que podamos gozarnos de alegría al sentir que lo hemos logrado. Por lo tanto, resulta muy necesario que podamos entender, que Dios permite todas estas dificultades con el fin de poder aprender que todas estas cosas ayudan para bien y esto es conforme a los que le aman. Recordemos que fue dicho que su voluntad es buena, agradable y perfecta y así, como una pieza tiende a ser ficha clave durante el juego, también debemos aprender a aceptar que a diario serán añadidas piezas dolorosas que también serán necesarias para completar con éxito el proceso.

Mi amado, al momento de disponerte a buscar la exactitud y precisión de cada ficha, necesitas aceptar que hay una muy importante que no puedes dejar por fuera y es JESUCRISTO. Jesús es la pieza primordial que aliviará todo dolor y te direccionará a un futuro glorioso. Todos de alguna manera llegamos a sentirnos incompletos, hay fichas llamadas personas que hemos perdido, que nos han fallado, otras que hemos dejado atrás y que quizás no recordemos, pero la única pieza clave que necesitas para poder construir aún en medio del dolor y la soledad es Cristo. Él es la pieza irremplazable, quizás lo que hoy vives no encaje con tu ayer y lo más probable es que veas que hay secuencias que no van en el mismo orden, pero cuando tienes a Cristo metido en el juego entenderás que hay un plan y un propósito, porque solo él puede unirlo todo conforme a su designio.

Por esto, no te desesperes, piensa con claridad a la hora de encajar una ficha, busca la dirección del cielo para poder tomar decisiones que resulten favorables a tu vida, disfruta cada proceso y permítete vivir conforme a la voluntad de Dios, recuerda que el envió a su hijo a hacer por nosotros lo que nosotros éramos incapaces de hacer, por lo tanto, somos fortalecidos en Cristo, pues él es quien nos fortalece desde el día en que decidió morir por nosotros en una cruz y resucitar para darnos vida y vida en abundancia.

Bendiciones...