IMITADORES DE CRISTO

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.  1 Corintios 11:1

Al leer este pequeño versículo, puedo ver la convicción, seguridad y amor de un hombre que dejó todo por seguir los pasos de su creador. Pablo lo perdió todo, su posición, estatus y relaciones, con el único propósito de servir con expresiones tan profundas que inspiran la vida de muchos todavía. Esto es lo que veo en este siervo de Dios: una inspiración impulsada por un amor incrustado en la profundidad de la médula espinal.

Pensar en este amor me hace llorar, y considerar que nuestros días en la tierra se deben aprovechar para tratar de mostrar la imagen de aquel que llevamos por dentro. Es nuestra responsabilidad mostrar el único amor que sana, el único perdón que restaura, los únicos abrazos que sanan, y las únicas palabras que salvan. Y esto fue Pablo, un hombre elocuente, pero cuando escribía a sus hermanos en otras provincias y ciudades era su mismo corazón abierto, susurrando a sus oídos las letras y palabras que marcarían la historia para siempre.

Con esto razono, que hay poder en nuestros hechos y esto era lo que el Apóstol Pablo trataba de mostrar a los de Corinto, un pueblo rodeado de inmoralidades sexuales producto de sus creencias religiosas. No era fácil que ellos dejaran de ver lo que creían para que ahora vieran la vida de Jesús en los actos de un hombre que estaba dispuesto a dar su vida por el evangelio. Entiendo con esto, que Jesús está en todas partes, pero a veces no la sabemos modelar.

Creo que nos falta mucho todavía, porque este mundo no necesita de ti, necesita de Cristo. Este mundo no necesita de acuerdos de paz, necesita de Cristo. Este mundo no necesita de tu elocuencia, necesita de que Dios hable por medio de ti. En otras palabras, este tiempo nos grita: MENOS DE MÍ, PERO MÁS DE CRISTO. Necesitamos reducirnos al

extremo para que la imagen del león resurja. Necesitamos menguar para que el sonido de su voz pueda crecer con fuerza y poder.

IMITADORES, esto es lo que vemos todos los días, no es una palabra que venga de ahora, es una palabra que resurge desde la autoridad de un hombre que dejó de hacer para convertirse en ser. Porque lo que Dios desea no es que hagamos muchas cosas, porque cuando somos lo que él desea hacer, se convierte en la instrucción que nos lleva todos los días a parecernos más a él. Señores, estamos tan profundamente afianzados en el hacer que hemos olvidado del ser. El hacer muestra algo, pero el ser nos conecta con él.

Y esto es lo que desea Dios de nosotros, que seamos hijos verdaderos que muestren pinceladas de una naturaleza incrustada en lo más profundo de nuestro ser. Hoy con urgencia quiero decirte: necesitamos ser verdaderos imitadores de Cristo, porque el modelo de este mundo nos pinta pajaritos en el aire, para luego meternos en la jaula donde las alas se cortan y el cántico se reduce a un simple quebranto y dolor. Despierta y date cuenta de que fuiste llamado a mostrar las virtudes de aquel que un día murió, pero al tercer día resucitó.

Bendiciones.