FIRMES, DIFERENTES Y CONSTANTES.
- Jasser Manjarrez
- 15 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. COLOCENCES 3:12
Buenos días, que el amor del padre sea con todos nosotros en esta mañana.
Para nadie es un secreto que nos encontramos frente a un mundo desconcierto y perverso, donde a diario hemos escuchado hablar de un sinfín de tragedias, en el cual los medios de comunicación solo presagian el caos, las muertes, los homicidios, inundaciones, y un sinfín de sucesos atroces que enmarcan nuestras vidas presentes. Aunque, no obstante, frente a todo esto, Dios continúa levantando bandera de victoria para hacer tangible y visible el hecho de que siempre ha estado con cada uno de nosotros. Sin embargo, lamentablemente, a los seres humanos nos cuesta someternos a Dios porque en algunas ocasiones somos un tanto egoístas.
Amados, actualmente estamos residiendo en pleno siglo XXI y somos conscientes de que hace muchísimos años atrás el cielo levantó uno, para que se hiciera hombre y viniese a la tierra a desmantelar el edicto de muerte sobre todos nosotros, pero realmente estamos siendo egoístas y ciegos al no querer ver la realidad que está frente a nuestros ojos, y tristemente este sistema se está descarriando sin Cristo en sus vidas. Señores, Los tiempos se están acortando, las señales se están cumpliendo y no podemos agachar nuestras cabezas frente a la realidad que se vive hoy día, por esto, se hace sumamente importante que como sal y luz de la tierra no seamos superficiales cuando se trata de exhibir a Jesús, porque el verdadero obrero es aquel que obra, seamos esos árboles buenos que echan raíces profundas y que aún el viento no puede tumbar, para que mientras tengamos vida nuestra misión más incesante sea anunciar el regreso del eterno.
Por ende, debemos ser verdaderamente radicales, no podemos ir por la vida engañándonos a nosotros mismos, no podemos tratar de acomodar la verdad de Dios a las costumbres del mundo, pues, muchas veces cantamos a pulmón lleno que hemos sido transformados, santificados y redimidos por la sangre de cristo, pero estamos llevando vidas totalmente diferentes a lo que Dios demanda en su palabra.
Amados, nuestra firmeza en el reino de Cristo es una lucha de permanencia que genera un cuidado absoluto de lo que ha sido entregado en nuestras manos, por lo tanto, nuestras vidas deben ser estables 100% frente a la decisión que hemos tomado de seguir a Cristo, solo así marcaremos la diferencia frente a este mundo, pues estar en Cristo y permanecer en él hace referencia a que dejamos de confiar en nuestras fuerzas e iniciamos a depender totalmente del Señor.
BENDICIONES
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