ESPERA UN POCO.

Allí estuvo esperando siete días, según el plazo indicado por Samuel, pero este no llegaba. Como los soldados comenzaban a desbandarse, Saúl ordenó: «Tráiganme el holocausto y los sacrificios de comunión»; y él mismo ofreció el holocausto. Buenos días, la bendición y la gracia de Dios sobre sus vidas. 1 Samuel 13:8-9.

La Biblia está llena de principios que a nuestros ojos pueden ser simples, pero tienen un profundo significado en los planes de Dios. Como hombres no corresponde vivirlos y aplicarlos para que en su tiempo podamos contemplar el fruto. Con Dios no se puede correr u hacer las cosas a nuestra manera, porque lo que nosotros creemos que nos ayuda, bajo la mirada de Dios, nos destruye.

La palabra de Dios está marcada por esta palabra: ESPERA. Cada hombre usado por Dios fue metido en esta cápsula, donde muchas veces todo lo que sucede no depende de nuestras acciones, sino de una intención divina que nos enseña y pule a poder permanecer firmes y constantes. Creo que uno de los atributos esenciales de un nuevo creyente debe ser el saber esperar, porque a la larga esto también es fe. Si no hay espera, tampoco hay nuevos frutos, en otras palabras: nos conviene saber esperar en Dios. Por favor, recíbeme esto: la espera da evidencia de los principios que te gobiernan.

El rey Saúl tenía que hacer lo que se le pidió, pero decidió hacerlo a su forma, tenía que esperar que el profeta Samuel llegará para que juntos hicieran el sacrificio a Jehová, pero impulsando por las voces incorrectas decidió romper con la orden que lo llevaría a que su trono nunca fuera arrancado de la tierra (1 Samuel 13:8). Nuestra espera, muchas veces, se rompe por decisiones incorrectas, llevándonos a poner a un lado la dirección de Dios. La necedad de nuestras emociones, puede provocar catástrofes irreparables. 

La espera es una palabra que, si no se mira desde una perspectiva espiritual, puede significar resignación pasiva ante lo que anhelamos. En muchas ocasiones, esperar se convierte en un sentimiento de ansiedad y frustración que nos lleva a tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, cuando la espera está en el Señor, se transforma en confianza, lo que nos permite desarrollar paciencia y descansar en Dios, con la plena convicción de que, aunque tarde, lo esperado llegará.

Este pensamiento es bello, esto solo lo puede hacer una mente renovada y llena de una convicción absoluta por los asuntos de Dios. Aquí vivían los héroes de la fe y apóstoles que muchos no vieron lo que esperaron, pero murieron convencidos de que en su tiempo lo recibirían. Estos atravesaron ríos, pelearon, pagaron fuegos impetuosos, huyeron de filo de espada, taparon bocas de leones, fueron perseguidos, humillados y apedreados, pero nunca renunciaron a lo que Dios les había anunciado o delegado.

Somos necios cuando nuestra voluntad premia, ocasionando que los mandamientos de Dios se reduzcan a simples palabras mortales insignificantes para nuestras vidas. No te apresures y póngale límite a su carrera, espera en Dios y deléitate en cosechar lo que brota del corazón de un Padre que nos ama con amor eterno. Tu cosecha siempre será mayor que tus expectativas, porque Dios siempre nos da lo que realmente necesitamos.

Bendiciones.