EL POZO II

Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua Génesis 37:23

Buenos días, la bendición del altísimo este sobre tu vida.

El panorama que tenía José no era alentador, tenía todo en contra para surgir y salir adelante. Este joven, lejos de casa, de su familia, costumbres y amigos, nos enseña que a veces lo único que nos mantiene en pie es la visión que un día Dios colocó en nuestro corazón. Ponerme en los zapatos de este joven me eriza la piel, porque sin duda solo una fe y una esperanza intacta pueden permanecer cuando todo parece caer.

Quizás hoy todo parece caer, que no existe salida alguna a la situación que experimentas hoy, quizás no tienes fuerzas, o tal vez piensas que lo has perdido todo, pero de parte de Dios te digo: mientras exista en poco de luz llamada fe, tarde que temprano el amanecer se asomará en tu ventana. Así como el invierno azota con fuerza, la primavera llega vestida de colores y júbilo de esperanza.

Amigo(a), el pozo no es tu final, sino la cúspide de tu nuevo comienzo. Para José, la cisterna, la traición, la injusticia, y la cárcel fueron el punto de preparación para llevarlo a la exposición. Sí, entiéndeme; por favor, lo que brilla no se expone con facilidad, lo reservado no se coloca en cualquier parte, las piedras preciosas no se colocan en cualquier vitrina, y el oro no dura para siempre en el horno, por lo tanto, el tiempo de la exposición para tu vida vendrá. 

Tú que te congregas en la luna, quiero revelarte un secreto. El pozo no es la tumba donde tus huesos reposarán, sino que es el lugar donde Dios te va a cuidar. Quizás no lo alcances a entender, y tendrás tus razones para no estar de acuerdo conmigo, pero revisa los detalles y te darás cuenta de que en medio de tu valle de dolor siempre ha estado Dios. Si hoy vives, si hoy respiras, si hoy tienes salud, es porque, sin duda, Dios no ha terminado contigo.

Los hermanos de José pensaron que habían acabado con su vida, pero nadie puede destruir lo que Dios planta, nadie puede matar lo que Dios tiene reservado para traer vida y salvación. No morirás, sino que vivirás y darás a otros del buen tesoro que Dios puso en tu corazón. Eres una semilla que está bajo tierra, pero pronto verás la luz que anuncia tu resurgir. Sé paciente y confía que, así como Dios lo hizo ayer, también lo hará contigo hoy.

Pronto se abrirán las puertas de la cárcel para sentarte en la silla del gobernador, pronto alguien se acordará de ti y te mandarán a llamar, solo aprovecha el tiempo de tu preparación, porque en el tiempo de exposición tendrás que perdonar y abrazar a los que un día más daño te hicieron. De ese lugar que llamamos Pozo no saldrás igual, Dios hará su perfecta obra en tu vida. Lo que hoy te duele será tu resorte mañana.

Bendiciones.