EL ENEMIGO SILENCIOSO II.
- Jasser Manjarrez
- 12 mar
- 3 Min. de lectura
El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 1:8
Buenos días, la bendición de Dios sobre sus vidas.
En común que este enemigo haga espacio en nuestras vidas de manera inesperada, por eso, debemos estar alertar y atentos a nuestras reacciones frente a lo de Dios. Si lo de Dios no despierta interés en tu vida, si no causa reacciones de fe, creo que más que un desánimo necesitas revisar tus cimientos o las bases de tu identidad en Dios.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando no recibimos lo que tanto anhelamos? Es común escuchar que Dios nos va a dar lo que anhelamos si oramos con fe. Esta afirmación ha llevado a que muchos se desanimen cuando no reciben lo que piden en oración y surgen preguntas como las siguientes: ¿Acaso me falta fe? ¿Dios no escucha mi oración? ¿Está enojado Dios conmigo?
Para contestar estas preguntas debemos entender que Dios tiene el tiempo perfecto para responder las oraciones, que tenemos que aprender a pedir conforme a su voluntad y, antes que todo, que Dios es Dios y Él obra conforme a sus planes y propósitos.
Debemos aprender a esperar en Dios, porque LAS COSAS NO VAN A SUCEDER EN EL TIEMPO NI DE LA FORMA EN QUE NOSOTROS QUEREMOS, pero mientras esperamos la respuesta no debemos dudar nunca de su amor, su fidelidad y su poder. Que tu espera no sea la escena que te lleve al desánimo, sino que sea la estación de tu deleite, donde verás a Dios trabajando a tu favor.
En la biblia, el rey David nos da un ejemplo sobre ser sensatos para aceptar la voluntad de Dios, aunque esta no se apegue a lo que nosotros deseamos. En 2 Samuel 12:15-23, vemos que, aunque David rogó a Dios por la vida del hijo que tuvo con Betsabé, Dios no sanó al niño y la actitud de David fue aceptar la voluntad de Dios y no desanimarse. Cuando David rogaba por la vida de su hijo, sin duda tenía fe en que solo Dios podía sanar al niño; sin embargo, dentro de los planes de Dios no estaba responder los ruegos de David cumpliendo lo que David pedía. Saber esperar en Dios es tan importante que, en la medida en que lo hagamos, evitaremos caer en el desánimo.
Para terminar esta serie pongo sobre la mesa elementos que pueden ayudarte a dar pasos hacia tu libertad.
1. Mi identidad habla por sí sola.
Todo el que sepa dónde está plantado se puede desanimar, pero sabe que tarde que temprano debe regresar a su cauce. Es difícil no pasar por esta situación, pero el saber lo que soy en Dios y para dónde voy en Dios le da luz a mi destino.
2. Es importante hablar.
El que no habla puede estar cargando un muerto interno. Y este secreto que el Rey David nos muestra, nos puede salvar la vida. Por ende, por muy difícil que sea tu situación, habla con la persona correcta para que te ayude a cargar y llevar tus cargas.
3. Mantén vivo lo que amas de Dios.
· Identifica que amas de Dios.
· Identifica que te gusta hacer para Dios.
· Identifica que te inspira y motiva estar en Dios.
Cuando identificas esto, encuentras un propósito. Miren, el desánimo viene para callar tu propósito; por eso, cuando tu propósito habla, el desánimo huye.
Bendiciones.
A veces nos cuesta entender los planes de Dios, especialmente cuando nuestras oraciones no reciben la respuesta que esperamos. Sin embargo, Su voluntad siempre es buena, perfecta y agradable (Romanos 12:2). Aunque no siempre veamos el panorama completo, confiar en Su propósito nos da paz y seguridad.
Salmo 37:5 "Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él hará".