¿CANSANCIO ESPÍRITUAL?

¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Isaías 40-28

Buenos días, que el amor y la bendición de Dios sean sobre todos nosotros.

El cansancio es una sensación extrema de agotamiento o falta de energía, a menudo descrita como estar exhausto. Las personas presentan este cansancio incluso cuando parecen estar durmiendo lo suficiente. Sin embargo, existen muchos tipos de cansancios y entre estos están, el cansancio físico, mental o emocional, pero jamás debemos sentirnos cansados espiritualmente, por esta razón, el apóstol Pablo dijo: “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” Hebreos 12:3.

No obstante, es una realidad el hecho de que muchas veces cuando nos sentimos agotados físicamente, nuestras energías no operan a un 100% y terminamos llevando nuestro servicio a Dios a un segundo plano. Es decir, muchas veces por causa del agotamiento externo entramos en un enfriamiento espiritual interno que nos conduce a una pérdida de intimidad con el plano celestial.

Por consiguiente, al vivir esta circunstancia debemos recordar que para el agotamiento que vivimos necesitamos un suministro y este último solo puede ser hallado cuando nos conectamos con la fuente de vida que proviene del cielo, recordemos que Elías había perdido la fuerza para avanzar e incluso se llenó de miedos, pero al conectarse con su creador se quedó dormido bajo un arbusto y en el suceso un ángel descendió y le dijo “levántate y come, porque largo camino te resta”.

Mis amados, todos en algún momento podemos llegar a sentirnos como Elías, pero debemos entender que esto no es algo con lo que tengamos que vivir para siempre. Elías fue lleno del favor de Dios y le fue encomendado avanzar, porque era necesario que él preparara a otro profeta. Es decir, que el señor nos entrega lo mejor a nosotros, nos prepara, nos fortalece y nos enseña, para que, a pesar de lo que estamos viviendo, nosotros seamos la puerta que el cielo abre para que su plan de salvación se muestre a cada alma distante de su voluntad.

Por esta razón, Jesús le dijo a Pedro “Si me amas apacienta mis ovejas” ósea que, solo le dijo lo que tenía que hacer, pero no entregó alimento en sus manos porque se suponía que Pedro estaba lleno de Cristo y permaneció. Pero si notamos algo vemos que Cristo se angustió y lloró en medio de su proceso, pero nunca desmayó y hasta el final llevó refrigerio a las vidas que estaban perdidas y lejos del amor de Dios.

Amados, ciertamente vivimos angustiados por todas las dificultades que tenemos que enfrentar día a día, pero a pesar de todo esto no estamos solos; tenemos con nosotros al consolador y él no va a permitir que desmayemos.

Pablo estuvo seguro de esto, por eso aun cuando fue encarcelado, predicó el evangelio porque él sabía de donde provenía su fuerza y sabía que otros necesitaban de él. Su condición de momento no le impidió hablar del Dios al cual servía, por eso no importa cómo te sientas hoy, recuerda que Dios llama a su lecho a todos aquellos que estén trabajados y cansados para él proveer descanso.

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