ANSIEDAD COMPULSIVA
- Jasser Manjarrez
- 15 ene
- 2 Min. de lectura
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filepenses 4:6-7
Buenos días amigos, que la poderosa mano de Cristo Jesús este sobre tu vida.
Una de las cosas que he aprendido de Dios en estos últimos años es aprender a confiar en él, porque pude entender que, por más que me esfuerce en lograr algo por mis méritos y fuerzas, si Dios no lo aprueba, quizás nunca lo pueda tener. He comprendido que la raíz de la verdadera prosperidad viene cuando el reino de Dios es primero. El secreto de la productividad quizás no sean los muchos empleos que tengamos, sino que el reino en nuestras vidas ocupe el lugar correcto.
Bajo esta mirada se abre una ventana por la cual debemos observar, pero ¿qué miramos, te preguntarás? Y sí, necesitamos mirar el estado o trono en el cual descansa nuestro corazón. Y esto es crucial porque la estabilidad de las nuevas etapas inicia por la paz que solo podemos encontrar en Dios. Lo que pretendo decirles es que muchas veces nuestros días se visten de ansiedad por lo porvenir, y por aquello que seamos lograr, y la ansiedad es la antesala de un miedo camuflado que se disfraza haciendo sentir inseguros.
Todos en algún momento hemos pasado por esto, nos hemos sentido ansiosos y llenos de miedos, perplejos y con un mar de pensamientos en nuestras mentes que nos roban la paz. Esto me hace pensar en ese momento que Saúl tuvo que pasar por algo así, cuando consulto a la adivina buscando una respuesta, lo cual trajo algo peor a su vida, por esto entiendo; que si nuestras decisiones no son impulsadas por lo verdadero quizás nos encontremos con muros que nos paralizan, si nuestras decisiones no están balanceadas de un equilibrio emocional nos podemos conectar con realidad que vienen alterar lo que Dios nos quiere entregar.
La ansiedad y el miedo nos roban la paz que solo Dios no puede entregar, y para muchos es normal vivir en estos estados, pero la realidad es que la confianza ha dejado de fijarse en el sol de justicia para concentrarse en la luz propia que irradian sus fuerzas. Amigo, yo he pasado por aquí. La inseguridad y el miedo muchas veces no llevan a la improductiva, por ello, necesitamos en estos momentos aprender a confiar en la voluntad de Dios. La confianza nace, cuando lo desconocido se descubre.
Dios necesita quebrar esos estamos en nuestras vidas, pero necesitas abandonarte por completo en sus manos. No preguntes, no mires, solo confía y camina. Dice la Biblia: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; te fortaleceré, te ayudaré, te sostendré con mi justa diestra.” —Isaías 41:10. Que este nuevo año sea de la dependencia de Dios, que en este nuevo tiempo tus ideas, proyectos y metas estén cubiertas de una confianza absoluta en Dios.
Bendiciones...
Amén