INVIERTE EN LO INVISIBLE.

Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.” Marcos 12:1

Buenos días mis amados, que el favor y la gracia de Dios sea con todos ustedes.

En Marcos 12, vemos la intención de Dios para con nosotros cuando un hombre planta una viña, puesto que no solo deposita semillas, sino futuro. El hombre de la parábola no trabajó la tierra para dejar al azar lo que habría de producir, sino que desde un inicio plantó el resultado final, incluso antes de que fuese visible para el resto.

El futuro que Dios tiene para ti es amplio, desafiante y por eso necesitas permitir crear el espacio dentro de ti, para cavar, ahondar y remover lo que pueda ser un obstáculo para sostener la edificación.

La inversión en lo no visible es vital para nuestro corazón, como una madre que se da cuenta de que lleva adentro de sí una vida que está en desarrollo. Ella sabe que debe alimentar, invertir tiempo, esfuerzo y recursos en lo que no ha visto. Y es curioso, como se puede amar lo invisible.

Amados, Jesús nos marca la pauta al ser preparado en el anonimato por 30 años, creciendo en gracia y sabiduría para tener un impacto eterno en la humanidad, al punto que, hasta el día de hoy, hablamos de él. Reconozco que, en el mundo de rápido acceso, el tiempo se mide en micros de segundos, pero no pierda de vista de lo que Dios ha preparado para su crecimiento en lo que todavía no se ve.

En lo invisible existe vida. Como cuando plantas la semilla y literalmente permites que pueda salir diferente. No se trata de abandonar la semilla, se trata de una nueva manera de relación, donde no controlo, sino que riego con la confianza de que algo está sucediendo bajo tierra, que pronto estará por salir. El corazón necesita reposar sabiendo que Dios está obrando y algo nuevo nacerá, pero todo toma su tiempo.

Invertir en lo invisible es creer y caminar aun con los ojos vendados, sabiendo que es la fe la que nos empuja y motiva cada día a no desfallecer. Invertir en lo invisible es amar, esfuerzo, dedicación y muchas veces sacrificios. Invertir en lo invisible es ganancia, porque aun cuando hoy no veas el fruto en tus manos, pronto nacerá.

Por ello, no pierdas el horizonte, pon tu mirada en las cosas de arriba, de donde proviene la vida eterna. Cosechar para este mundo no es garantía de nada, pero hacerlo para el cielo es de gran bendición, porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón. (Mateo 6:19-21)

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